Las mondas de una naranja, los restos de la cena, la hojarasca que se recoge del jardín en otoño o todo el desperdicio que genera un granja de cerdos. La mayoría de los desechos orgánicos puede transformarse en un gas que, refinado, tiene características similares al gas natural y puede utilizarse para propulsar vehículos, producir electricidad o inyectarse a la red de gas.

España es el séptimo productor europeo de biogás (sin refinar), según los datos del barómetro Eurobserver. Tiene un potencial de energía disponible de cerca de 20.000 GWh al año, lo que representa alrededor del 6,5% del consumo de gas natural en España. Este fluido alternativo se consume en una de cada tres casas o comercios, de acuerdo con del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE).

La tecnología de explotación del biometano, un biogás refinado, sin embargo, está poco desarrollada en España. Muy lejos, por tanto, del nivel de otros países europeos como Alemania, donde hay 185 plantas de producción de biometano o Suecia con 61. “En todo el Estado ahora mismo hay dos funcionando», apunta David Meana, responsable de la nueva Unidad Mixta de Gas Renovable del centro tecnológico gallego EnergyLab. La basura orgánica generada por la actividad humana y acumulada en vertederos ha sido durante mucho tiempo la materia prima principal para producir este biocombustible. “El residuo sólido urbano es el que más potencial tiene y por tanto el más implantado en España”, afirma Pilar Icarán, jefa de proyectos de Innovación y Tecnología de Aqualia,a filial de servicios y gestión del agua de la constructora FCC. Sin embargo, varios proyectos puestos en marcha en los últimos años por toda España investigan otras materias primas para producir el gas renovable.

Los lodos de las depuradoras de agua y los purines (desechos) de las explotaciones ganaderas son objeto de estudio de varias iniciativas en las que participa Gas Natural Fenosa. Pero también se puede producir gas renovable de la biomasa o el hidrógeno. producido a través de un proceso de electrolisis, puede ser convertido en biometano mediante su reacción con dióxido de carbono.

 

Noticia e imágen de «El País«